Siete pasos para llevar una sesión de fotos a buen puerto

En el anterior post de este blog comenté sobre el hecho de que para ser un buen fotógrafo es ineludible parecerlo también. Esto es algo que no ocurre espontáneamente, es algo que hay que trabajar y practicar. En una situación normal, antes de citarte con la persona a la que vas a fotografiar habrás invertido todo el tiempo necesario para explicar cómo se va a llevar la sesión. Pero es muy probable que cuando llegue la hora de hacer las fotos las personas que vayan a posar para ti no tengan del todo claro qué es lo que tienen que hacer. La mayoría nos comportamos como patos a los que acertar en una barraca de feria cuando tenemos delante una cámara, y es mucho peor durante una sesión fotográfica completa, que puede llevarse a cabo durante varias horas. Por eso es importante transmitir persona a la que vas a llevar a cabo el book fotográfico la sensación de situación bajo control. “Fake it until you make it”, que viene a significar que a partir de mostrar actitud se genera la aptitud. Durante una sesión fotográfica, aunque no controles todos los pasos, haya aspectos que se escapen por momentos y tengas que improvisar alguna que otra cosa, no dejes que el ambiente te supere, muestra en todo momento que manejas el escenario. Poco a poco las técnicas que en principio no encajan y se atascan irán suavizándose por el mero hecho de practicarlas. La gente que posa para ti te agradecerá que mantengas una actitud de control ofreciéndote mejores posibilidades para fotografiar.

Siempre hay protocolos que ayudan a que todo funcione como se espera de ti, formas de ejercer que cualquier profesional lleva a cabo para, efectivamente, ser profesional. Aquí dejo algunos consejos para ello ¡que a mí me funcionan muy bien. 

1.      Genera una hoja de ruta

Cualquier trabajo que hagas debe llevar una previa organización, te ahorrarás los nervios de última hora. Cuando estés delante de alguien, sobretodo si no tiene mucha experiencia previa posando para una sesión de fotos completa o generando su book fotográfico, va a esperar de ti que le guíes durante toda la sesión fotográfica, así que estúdiala con antelación. Mantén en tu cabeza un guión flexible de fotos claves que quieras llevar a cabo, que sean tus fotos “pilares” sobre las que generando otras posibles más espontáneas. Empieza siempre a hacer las fotos que técnicamente te sean más cómodas y deja los más creativos o innovadores para más adelante, cuando tu modelo se haya cerciorado que eres un buen fotógrafo. En exteriores, siempre que sea posible visita la zona con anterioridad y hazlo a la hora del día que tengas planeada la sesión, con ello no te llevarás sorpresas con el tipo de condiciones lumínicas que te vayas a encontrar, además ten alternativas previstas por si la climatología decide ponerse en contra tuya.

2.      Antes de hacer la primera foto, transmite confianza

Por supuesto, es imprescindible generar y mantener la confianza de la persona a la que le estás haciendo un book fotográfico. El primer paso para que esto ocurra hay que darlo antes incluso de disparar la primera foto. Empezar con buen pie te librará luego de hacer trabajo cuesta arriba, ayuda a que todo vaya sobre ruedas, y facilita centrarte en las multitud de variables que surgen y de las que hay que estar pendiente durante una sesión de fotos. Antes de sacar la cámara de su funda es una buena idea recordar a los protagonistas de las fotografías que si así lo necesitan tienen libertad para manejar el tempo de la sesión. Recordarles que es muy importante que comuniquen si necesitan un descanso o pausar para hidratarse. Sobretodo insiste en que si hay algo que les resulta incómodo, cualquier cosa que pueda chirriarles (a veces una pose que tenemos en la cabeza es más difícil de llevar a cabo de lo que lo pensamos), o prefieren no hacerlo (cada uno marca sus límites) pueden hacértelo saber sin problema. Obviamente, el fotógrafo debe tener la sensibilidad para saber dónde están las posibles limitaciones antes de tener que llegar a que te lo recuerden, pero el simple hecho de que tu modelo sepa que tiene el control para pisar el freno en caso de necesitarlo es suficiente para empezar a generar confianza.

3. No dejes de dar instrucciones, no dejes de hablar

Aparte de por las destrezas técnicas que puedas demostrar como fotógrafo, para que tus retratos sean de calidad y que deslumbren por sí mismos, es importante que tú seas capaz de transmitir mensajes y emociones a tu modelo para que queden registradas en las fotografías. Sé comunicativo, no dejes de hablar, aunque sean temas no relacionados directamente con las fotos. Cualquier cosa es buena para mantener la atención. Por ejemplo, no dejes de referirte a la persona por su nombre de pila, y muestra también interés por lo que te digan. Es muy difícil ser bueno retratando si no prestas atención a la historia que está detrás de la persona. Además, a todos nos gusta que nos escuchen, y con un buen par de barreras bajadas conseguiremos resultados más sinceros. Si es necesario, repite instrucciones, explica algo de las técnicas que estás usando, del por qué estás usando un tipo de iluminación sobre otro distinto, lo que te apetezca. Confieso que a veces doy pequeñas instrucciones sin más intención que la de mantener esa dirección activada constantemente. Todo ello facilita que tu sujeto tenga la impresión de que durante la sesión de fotos sabes perfectamente lo que haces…, ¡aunque no todas las veces sea totalmente así!

4. Comunícate a través de tus gestos

A veces es complicado dar instrucciones claras por mera vocalización. Un “baja la cabeza un poco”, o gírate a la izquierda, que siempre se tiene que aclarar con referencias sobre si es “la tuya o la mía” pueden quedar como instrucciones ambiguas. Si tienes que indicar a tu retratado que baje la cabeza un ángulo estimado de 3 grados, que la gire hacia la derecha (¡¿la tuya o la mía?!) diez grados, e inclinarla con respecto al eje de los hombros otros 4 grados, más te vale que encuentres una manera sencilla de hacerlo, si no quieres tener fantásticas expresiones de confusión en todas tus fotos. Sé práctico, utiliza tus manos como lo haría un director de orquesta. Aparte de ello, en mi caso, a veces trato de mostrar la pose que tengo en la cabeza a mi retratado haciéndola (o intentándola) yo mismo. Si eres ágil y te salen bien, es una manera perfecta de que te entiendan. Y si eres un poco patoso, y haces sesiones de fotos a bailarinas como yo, lo peor que puede pasar es arrancar unas sonrisas por lo hilarante de la situación, lo cual ayudará a relajar el ambiente.

5. Siempre positivo

Frecuentemente, durante una sesión de fotos, y sobretodo si tu interés es hacer algo creativo, distinto, y no repetir las mismas técnicas de iluminación o posado en todas las sesiones de fotos que hagas, habrá elementos técnicos que no cuadren a la primera. Ajustes de mediciones, recolocación de luces, una sombra que se te cuela de improviso, o una pose que parecía mejor en tu cabeza que en la realidad. Cualquier pequeño detalle que suponga un retraso, una contrariedad, o algo que te descuadre. No cometas el error de ofuscarte por ello delante de la persona a la que le estás haciendo la sesión de fotos. Al contrario, celebra el éxito de una foto bien hecha, recompensa con cumplidos las poses que funcionen, y siempre comunícate de manera positiva. No le digas que algo no está funcionando, simplemente sugiere que hay que hacer algunos ajustes para que las cosas salgan aún mejor. Tampoco pasa nada por indicar que hay que corregir algo, pero hazlo en un tono positivo. No hay nada peor que un fotógrafo frustrado y frustrante durante una sesión. Recuerda, pocas veces tendrás el lujo de dispara con modelos completamente profesionales, en la mayoría de las ocasiones serán personas interesadas en conservar memorias imprescindibles en un buen álbum de fotos, así que siempre refuerza su lado positivo.  

6. Revisar fotos conjuntamente

Una buena manera de mantener la atención, corregir detalles en las poses o gestos, pero también para reforzar el positivismo que hablaba anteriormente, es mostrar las fotos en la pantalla de tu cámara. Especialmente si las fotos están quedando espectaculares, no te cortes en correr a enseñarlas. Siempre me parece que analizando conjuntamente las fotos en la cámara se genera un vínculo de complicidad que ayuda a que las cosas salgan mucho mejor. Para mí es como si dejarais de ser fotógrafo y fotografiado para convertiros en un equipo, cada uno trabajando en su puesto para que salgan las mejores fotografías.  

7. Cierra la sesión con tu “firma personal”

Como una buena comida acaba con un postre para dejar un buen sabor de boca, trata de acabar la sesión de alguna manera que se te ocurra que deje un buen recuerdo a tus retratados. Una vez que ha llegado el momento de acabar la sesión, puedes cerrarla con un pequeño toque personal que ayude a diferenciarte, a poner tu firma y a no acabar de manera brusca. Personalmente he cerrado sesiones haciendo un primer plano donde les indico que tienen que darme la mejor de sus sonrisas, haciéndonos un buen “selfie” conjunto, o a veces cuando tus modelos vienen en compañía con alguien que está de apoyo pero no interviene en la sesión, hacer que esa persona participe en la última foto.

Todos estos consejos creo que podrían serte muy útiles, pero, si estás haciendo una sesión de fotos infantil poco te va a servir enseñarle la pantalla de tu cámara un bebé plácidamente dormido. Los niños de corta edad requieren otro tipo de tratamiento para que disfruten y den lo mejor de ellos durante la sesión de fotos, y en un futuro post hablaré de cómo plantear una sesión fotográfica infantil. Sin embargo, la mayor parte de lo que he explicado sirve también para relacionarte con los padres de esos niños, que en definitiva son los quieren tener las mejores fotos de sus hijos. Piensa en ello, los padres serán siempre los mejores comunicadores para tratar con sus pequeños, que sean tus aliados durante la sesión es vital, no lo dejes pasar.

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