Una historia de tres fotografías

¿Os gustan las historias? A mí sí. Me encanta escucharlas, leerlas, y aprendérmelas. Cuando me tocaba estudiarla en el instituto prácticamente no tenía que abrir los libros, las buenas historias se me quedaban como pegajosas, incrustadas en mi cerebro, y no las hay mejores historias que las que están en los libros de Historia (así, en mayúsculas, y que valga la redundancia).

Hoy os voy a contar sobre una historia personal, y como fotógrafo que soy, esta historia se relata a través de tres fotografías. Espero que os interese lo que tengo que contar.

Esta es la primera foto.

Abuela.jpg

Obviamente esta foto no la hice yo, ni siquiera existía cuando se hizo. A veces cuando la miro juego a pensar cuándo se hizo exactamente, qué edad tenía esta chica aquí retratada,  dónde y quién la hizo… qué tenía ella en la cabeza mientras posaba, qué cosas le inquietaban una vez que salió del estudio del fotógrafo…, si la acompañaba alguien mientras se hacía la fotografía. Y por qué se la hizo, o si alguna vez pensó en quién la vería cuando los años corrieran hacia delante. Ojalá fuese así, porque esta persona es la madre de mi madre. Mi abuela. Y esta foto, además de las cosas que me haya podido contar mi madre es lo único que tengo que me conecte con ella, ya que nunca llegué a conocerla.  Alguien de mi familia la mandó a restaurar, la puso en un marco y desde entonces se ha convertido en un objeto que me fascina cada vez que visito a mi madre. Puedo pasarme largos minutos sin apartar la vista de ella, y siento que consigo conectar con ella de alguna manera, conocer mejor a esta persona, tan lejana pero a la vez tan cercana a mí.

Ahora viene la segunda foto.

Cuatro hermanos.jpg

Que tampoco la hice yo, aunque en este caso sí que estaba, junto a mis tres hermanas, en esta pose casi robada, natural, comportándonos tan niños, tal y como éramos. Recuerdo ese día a través de esta foto, el sitio exacto donde se hizo, y el fotógrafo, mi padre. Para mí esta foto es la mejor que tengo de mi infancia. Mi madre siempre nos ha insistido en la importancia de, como hermanos, tenernos cerca, mantener un vínculo familiar próximo. Quizás esta foto, donde aparecemos tan juntos y tan cerca de la cámara que apenas deja nada alrededor, representa para mí ese tipo de relación que tenemos, y que espero conservar siempre.

Y finalmente, la tercera fotografía. 

Abuela con nietos.jpg

Y en este caso, sí que la hice yo. Y a nivel personal, puedo decir sin equivocarme que es la foto más importante que he tomado el último año. Mientras encuadraba la fotografía, componía, y dejaba que los protagonistas de la foto se relacionaran de manera honesta, tal y como lo hacen aquí, tenía la intención plena de hacer de esta foto un regalo. No para la abuela (bueno, también un poco), sino a esos cuatro niños. Son mis sobrinos, y aquí están con su abuela, mi madre. Mi intención cuando hacía esta foto era la de poder entregarle a los cuatro un recuerdo de su abuela para cuando ellos sean mayores, y su abuela ya no pueda estar con ellos. Me gusta la felicidad plena que muestra la abuela, con sus cuatro nietos, y el amor que se puede apreciar que ellos le tienen. Saber que estos chicos de mayores podrán contar con esta imagen que les ayuden a recordar a su abuela de esta manera es lo que me motivó a tomar esta foto, tal y como aparece aquí.

Y sí, si os lo preguntáis, ésta es la importancia que le doy yo a la fotografía familiar. Y con esta historia que os he contado aquí arriba lo que quiero dejaros ver es de dónde parte lo que me inspira cuando hago fotografías de familia a otras personas. La importancia con las que trato vuestras fotografías es la misma que le doy a las fotografías que hago de mi propia familia. Así de simple, así de fundamental.

Anterior
Anterior

Vitalidad en la fotografía

Siguiente
Siguiente

Mi manera de fotografiar familias